No queríamos olvidarnos en esta Navidad, cuando estamos inmersos en fiestas y compras, de la otra cara más desfavorecida, que necesita nuestra implicación y colaboración. Desde nuestro blog queremos hacernos eco de una carta escrita por el religioso D. Francisco Soto, que lleva varios años luchando por sacar adelante un centro de mayores en El Salvador.

Su objetivo, tal y como él nos explica, es «que los ancianos estén bien atendidos en su alimentación».

A D. Francisco actualmente lo tenemos cerquita, en Calahonda (Granada), pero inició este proyecto cuando estuvo en El Salvador como misionero, y con el que nuestra empresa lleva ya colaborando varios años, aportando su granito de arena. Transmitimos su carta:

Cantón Las Granadillas de El Salvador –  Centro América –

Mi nombre es Francisco Soto Montero, estuve 18 años de cura en Málaga, en Archidona, Salinas y Villanueva de Tapia. Después marché a El Salvador, Centro América, donde estuve 12 años. Y actualmente estoy en Calahonda (Granada).

Regresé hace cuatro años de El Salvador y desde entonces venimos ayudando económicamente al mantenimiento de un Centro de Día para mayores, que inauguramos hace 15  estando de misionero en El Cantón Las Granadillas.

 Las Granadillas es un pueblo (allí le llaman Cantón), de 3.000 habitantes. Es un pueblo pobre, rodeado de grandes fincas de café, donde trabajan varios meses al año, en la recolección, tanto hombres como mujeres y a veces hasta niños, que los sacan del colegio ese tiempo. Trabajan a destajo, es decir, según los kilos recogidos, ganando una media de entre 10-12 dólares a 18-20 si te aplicas con ahínco y trabajas al menos 10 horas. El resto del año se las rebuscan como pueden. Las familias que viven en esos latifundios y trabajan todo el año  reciben de salario diario 4-5 dólares. Allí nadie está asegurado, ni les queda pensión alguna.

Ante esa realidad había personas mayores que ya  no podían trabajar y  por tanto no tenían ingresos, dependiendo de sus hijos, que andaban bien escasos,  o de la caridad de los vecinos. Muchos días no tenían que echarse a la boca.  Nos parecía de justicia que estas personas, que lo habían dado todo, debían tener asegurado por lo menos el sustento diario. Las religiosas y yo, junto con un grupo de laicos, nos pusimos manos a la obra.

Construimos, junto a la casa de las Religiosas de la Sagrada Familia, dedicadas al servicio del pueblo, un Centro de Día con cocina, salón comedor  y servicios. Tienen un bonito patio. Allí acuden un grupo de 20 mayores, desde las 10 de la mañana a las 5 de la tarde. Hacen actividades varias, manualidades, lecturas, gimnasia  etc.  Al llegar les dan un desayuno, después el almuerzo y antes de marcharse un refrigerio. Están encantados de la vida.  A varias personas  impedidas o que  viven lejos se les envía su ración de alimentos.

A la vez, la Parroquia compró un terreno  en el que trabajan varias familias sembrando frijol, maíz  (que son los alimentos básicos en El Salvador) y también hortalizas. Tienen también una pequeña granja de gallinas. De allí se abastecen para la alimentación de los mayores. Pero sabemos son necesarios otros alimentos que hay que comprar, como leche, azúcar, arroz, carne, etc.

Para esas compras extras es nuestra aportación desde España. Unas veces conseguimos más y otras, desgraciadamente menos. Damos lo que buenamente podemos. Ahora, mediante este medio, esperamos llegar a la meta y que los ancianos estén bien atendidos en su alimentación.

Gracias a todos en nombre propio, de las religiosas y especialmente de las personas mayores, les saluda atte.

Francisco Soto Montero